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Revista Colombiana de Psiquiatría

Print version ISSN 0034-7450

rev.colomb.psiquiatr. vol.38 no.2 Bogotá Apr./June 2009

 

Tratamiento de las pesadillas en el trastorno por estrés postraumático: farmacoterapia

Pharmacological Treatment of Posttraumatic Stress Disorder Nightmares

Harold Muñoz Cortés1 Lyda Marcela Lozano Cortés2

1 Médico psiquiatra, Hospital Militar Central. Profesor asociado de la Facultad de Medicina de Universidad Militar Nueva Granada. Bogotá, Colombia.hmcbgc@hotmail.com
2 Médica cirujana, Universidad del Quindío. Médica residente de psiquiatría, tercer año, Hospital Militar Central-Universidad Militar Nueva Granada. Bogotá, Colombia.

Recibido para evaluación: 14 abril del 2008 Aceptado para publicación: 20 mayo del 2008


Resumen

Introducción: Las pesadillas son síntomas usuales y característicos del trastorno por estrés postraumático (TEPT). Su presencia se relaciona directamente con la gravedad del trastorno, suelen tener un impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes y, como frecuentemente se convierten en un síntoma residual y refractario, requieren especial atención y tratamiento específico. Objetivo: Revisar y actualizar los conocimientos acerca del tratamiento farmacológico de las pesadillas en el TEPT. Método: Este artículo revisa y actualiza los tratamientos disponibles para el manejo de las pesadillas en el TEPT. Conclusión: Se han realizado muy pocos estudios acerca del tratamiento farmacológico específico para las pesadillas en el TEPT. La mayoría han sido de diseño abierto o reportes de casos, las muestras han sido pequeñas, con grupos heterogéneos y algunos de los resultados han sido contradictorios. La psicoterapia adquiere entonces gran relevancia en el tratamiento de las pesadillas, pues aunque aún no hay estudios que muestren la superioridad de una modalidad sobre la otra (farmacoterapia versus psicoterapia), la experiencia clínica muestra que la combinación es importante y benéfica para los pacientes.

Palabras clave: pesadillas, trastornos por estrés postraumático, farmacoterapia.


Abstract

Introduction: Nightmares are common and characteristic symptoms of Posttraumatic Stress Disorder (PTST). Their presence is directly related with the severity of the disorder, usually having a negative impact on the patient's quality of life. They frequently become a refractory and residual symptom, and require special attention and specific treatment. Objective: To review and update current knowledge on the pharmacological treatment available for PTSD nightmares. Conclusion: Very few studies have been done addressing the pharmacological treatment for PTSD nightmares. Most have an open design or are case reports, the samples have been small with heterogeneous groups, and some of the results have been contradictory. Psychotherapy, then, acquires great relevance in the treatment of nightmares, since although no studies exist that show the superiority of one modality over another (pharmacotherapy versus psychotherapy), clinical experience shows that the combination is beneficial for patients.

Key words: Nightmares, posttraumatic stress disorders, pharmacotherapy.


Introducción

Las pesadillas son experiencias extremadamente terroríficas y prolongadas que usualmente despiertan a la persona durante la segunda mitad del periodo del sueño y dejan recuerdos vívidos en quien las experimenta (1). Pueden ser la representación de una experiencia pasada, una fantasía total o una combinación de ambas, e involucran sensaciones visuales, olfativas, auditivas, táctiles y hasta dolorosas (2,3). Son un síntoma cardinal del trastorno de estrés postraumático y hacen parte del grupo B de síntomas de re-experimentación según el DSM IV- TR (Cuadro 1) (1).

Después de un evento traumático, hasta un 90% de los individuos las sufre. Se presentan con una frecuencia de hasta seis veces por semana y pueden permanecer hasta por varias décadas después del evento (4-7).

La frecuencia de las pesadillas en el trastorno de estrés postraumático varía entre el 19% (8) y el 88% (9), y su presencia se ha relacionado directamente con la severidad del trastorno (10). Suelen repetir el contenido del trauma, ser altamente ansiogénicas y acompañarse de una gran variedad de respuestas cognoscitivas, afectivas, fisiológicas y conductuales (6).

Ocurren tanto en el sueño de movimientos oculares rápidos (REM) como en el no REM, y, en contraste con la creencia general, el contenido de los sueños no siempre es estereotipado: pueden presentarse varias formas de pesadillas sin aparente relación con el trauma, o replicaciones más o menos explícitas de este (11).

A pesar de la eficacia comprobada de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) para el tratamiento del TEPT, las pesadillas en ocasiones se convierten en un síntoma refractario y residual del trastorno, con importante deterioro funcional de quien las padece, por lo que son objeto de estudio desde hace varios años (12,13).

A continuación se presenta el primero de dos artículos que, mediante la revisión y actualización de los conocimientos acerca del tratamiento de las pesadillas en el TEPT, pretenden ampliar las herramientas farmacológicas y psicoterapéuticas con las que pueden contar los clínicos para su manejo. El presente artículo revisa los tratamientos farmacológicos propuestos hasta la fecha y los estudios que sobre estos se han realizado.

 

Tratamiento farmacológico

Aunque se han estudiado diferentes clases de psicofármacos para el tratamiento de las pesadillas en el TEPT, aún no hay medicamentos aprobados para esta indicación. Las dos únicas revisiones publicadas hasta el momento muestran que los estudios han sido escasos; la mayoría, de diseño abierto y reportes de caso (14,15).

Antidepresivos

Aun si son los medicamentos de elección para el tratamiento del TEPT (16), su eficacia para las pesadillas es baja (17-20).

La imipramina, incluida en el grupo de los antidepresivos tricíclicos, fue uno de los primeros fármacos que mostraron alguna eficacia para los síntomas de reexperimentación en el TEPT; sin embargo, su utilidad sobre las pesadillas no ha sido demostrada. En un estudio realizado con 12 pacientes pediátricos con edad promedio de 8 años y diagnóstico de trastorno por estrés agudo, se encontró que el 83% mejoró con el antidepresivo, y que de estos el 80% reportó desaparición de las pesadillas (21). Por el contrario, en un estudio realizado con 68 refugiados tratados con dosis de imipramina de 150 mg/día se encontró que después de 12 a 19 meses de tratamiento tan solo siete pacientes presentaron una disminución significativa en la frecuencia de las pesadillas (22).En la actualidad, los antidepresivos tricíclicos se consideran como medicamentos de segunda línea en el manejo del estrés postraumático, y su uso se reserva para aquellos pacientes que han respondido adecuadamente en el pasado, o que muestran efectos secundarios intolerables con los ISRS o con los nuevos antidepresivos (16).

En el grupo de los ISRS, a los que pertenecen la sertralina y la paroxetina, los dos medicamentos hasta ahora aprobados por la U. S. Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento del TEPT, ni la fluoxetina ni la sertralina han mostrado ser muy útiles para las pesadillas (18-20).

En un estudio aleatorizado doble ciego controlado con placebo a 5 semanas, en 53 pacientes civiles diagnosticados con TEPT y dosis promedio de fluoxetina 30 mg/día, y en el que se intentó establecer la eficacia del medicamento sobre síntomas específicos del trastorno, no se observó una disminución significativa de las pesadillas durante el tiempo de tratamiento (23).

En una revisión reciente (24) de dos estudios aleatorizados doble ciego controlados con placebo, acerca de la efectividad de la sertralina en los trastornos del sueño en el TEPT, no se logró establecer la utilidad del fármaco en estos trastornos, y, por el contrario, se encontró que el insomnio fue uno de los efectos secundarios más relevantes. El primer estudio (25) fue realizado en 208 pacientes civiles, de los cuales 108 recibieron sertralina, y el segundo (19), en 187 pacientes, de los cuales 94 recibieron el fármaco. La dosis en ambos estudios osciló entre 50 y 200 mg/día. Según los autores, la ineficacia sobre los trastornos del sueño podría ser explicada por el efecto estimulante serotoninérgico de la sertralina, que aumenta los despertares nocturnos (26).

En un análisis de tres estudios con paroxetina en 1.180 pacientes con TEPT a dosis promedio de 35 mg/día, se demostró que el fármaco produce mejoría en los trastornos del sueño en general, pero no se aclaró su acción específica sobre las pesadillas (27).

Con fluvoxamina, los resultados han sido contradictorios. En un estudio abierto con 24 veteranos y a dosis hasta 300 mg/día por 12 semanas, no se encontró efecto sobre las pesadillas, y sí una gran intolerancia al fármaco, por síntomas gastrointestinales (tan solo 11 pacientes concluyeron el estudio) (28). A diferencia del anterior, un estudio abierto, realizado también con veteranos (n=21) a 10 semanas y dosis promedio más bajas de 150 mg/día, el fármaco mostró mejorar las pesadillas relacionadas con los combates, aun si los sueños displacenteros no relacionados con las experiencias traumáticas no sufrieron modificación alguna con el tratamiento. Los autores proponen que el efecto de los fármacos serotoninérgicos sobre las pesadillas está directamente relacionado con la activación de la amígdala durante el sueño REM (la inervación serotoninérgica de la amígdala juega un rol importante en la regulación del alertamiento durante los períodos REM y no REM del sueño, en los estados conductuales en el despertar, y en asignar el significado emocional a los estímulos sensoriales tanto exógenos como endógenos) (26).

En el grupo de los inhibidores duales, la mirtazapina mostró ser efectiva en un grupo de 300 refugiados residentes en la ciudad de Chicago (Estados Unidos) (29). El 75% de los pacientes reportó disminución en la frecuencia e intensidad de las pesadillas, así como el bloqueo de la memoria del sueño al despertar. Aunque los pacientes estaban siendo tratados con otros medicamentos como ISRS y ansiolíticos, sólo hasta la introducción de la mirtazapina al régimen terapéutico la “dramática reducción de las pesadillas ocurrió”. No se reportaron ni la dosis ni el tiempo de duración del tratamiento (29).

En tres estudios diferentes, la trazodona, la triazolopiridina de acción serotoninérgica y el bloqueador alfa adrenérgico mostraron ser eficaces para el tratamiento de las pesadillas. En el primero de estos, en un grupo de seis veteranos de guerra a dosis de hasta 400 mg/día se evidenció una mejoría significativa de los trastornos del sueño, incluidas las pesadillas, lo cual sugiere que el trazodone puede ser un tratamiento coadyuvante en el TEPT (30). En el segundo estudio, abierto con 74 veteranos de guerra hospitalizados por 8 semanas, y dosis promedio de 200 mg/día, se encontró que el medicamento fue eficaz en el 72% de los pacientes (el 98% de los pacientes tomaba otro medicamento psiquiátrico para el estrés postraumático) (31). Y en el tercero, de forma similar, se reportó una disminución importante de las pesadillas en 44 de 48 pacientes ambulatorios con diagnóstico de TSPT crónico. A los pacientes que recibían otros medicamentos psicotrópicos, tales como antidepresivos, neurolépticos y ansiolíticos, entre otros, sin mejoría, se les instruyó para que tomaran 50 mg de trazodone, dosis única, al acostarse por 3 noches, e incrementaran la dosis en 50 mg cada tercera noche, hasta notar mejoría. La frecuencia de las pesadillas disminuyó con una dosis promedio de 200 mg al acostarse. Los autores piensan que la efectividad del medicamento puede estar relacionada con la disminución de los estados I y II del sueño, el incremento de los estados III y IV y la prolongación de la latencia del sueño REM (32).

El nefazodone ha sido estudiado en diferentes estudios abiertos en cuanto a su eficacia en las pesadillas durante el estrés postraumático, y en la mayoría de estos pacientes se ha presentado una reducción significativa de las pesadillas en seguimientos a 3 y 4 años (33-38); lo mismo ocurre con la fenelzina, un inhibidor de la monoaminoxidasa, que fue reportada como efectiva en dos diferentes estudios abiertos (39,40).

Antipsicóticos

Aunque los antipsicóticos no son medicamentos de primera línea en el tratamiento del TEPT, la dificultad de los fármacos aprobados para el trastorno para combatir algunos síntomas, como los trastornos del sueño, ha hecho que se busquen otras opciones de tratamiento en esta clase de psicofármacos (41). Los antipsicóticos convencionales han sido poco estudiados en cuanto a su eficacia específica sobre las pesadillas en el TEPT. En un estudio abierto a 4 semanas en 21 ex combatientes, la levomepromazina mostró efectos significativos sobre las pesadillas (42), y en un reporte de caso único a dosis de 200 mg/día y 11 días de tratamiento, la tioridazina produjo una reducción significativa de este síntoma (43).

En el grupo de los antipsicóticos atípicos, la risperidona ha mostrado ser eficaz como coadyuvante. En un estudio abierto a 12 semanas en 21 pacientes resistentes al tratamiento con TEPT posterior a combates, y dosis promedio de 2,3 +/- 0,6 mg día, se logró disminuir la frecuencia de las pesadillas a las 6 semanas de iniciado el medicamento (44). De forma similar, en un estudio retrospectivo hecho a diez pacientes adultos con quemaduras, hospitalizados y con síntomas de estrés agudo, se observó una disminución de las pesadillas a dosis promedio de 1mg/día (45), así como sucedió en un reporte de cinco casos de ex combatientes con dosis entre 1 y 3 mg/día (46).

Debido a sus propiedades antiserotoninérgicas sobre los receptores de serotonina 2 (5HT2), los cuales hacen que aumente el sueño de ondas lentas y se reduzca el sueño REM, la olanzapina se ha candidatizado como coadyuvante en el tratamiento para los trastornos de sueño en el TEPT (47). En un estudio a 8 semanas doble ciego controlado con placebo, en 19 ex combatientes con respuesta mínima a los ISRS, se adicionó olanzapina (dosis promedio de 15 mg/día) al régimen de fluoxetina (n=5), paroxetina (n=7) o sertralina (n=7), y se logró una disminución significativa en los trastornos del sueño, incluidas las pesadillas (48). Un reporte de cinco casos en ex combatientes resistentes al tratamiento con ISRS y benzodiacepinas mostró que las pesadillas, así como el insomnio, mejoraron rápidamente luego de la introducción de la olanzapina (49). En una revisión de siete casos donde se adicionó olanzapina a pacientes que no respondían a ISRS, se observó que todos los pacientes reportaron mejoría de este síntoma (50).

Como coadyuvante en un estudio abierto con 20 ex combatientes a 6 semanas, la quetiapina alivió las pesadillas a dosis promedio de 100 mg/día (51). En un estudio retrospectivo de 68 pacientes resistentes al tratamiento convencional, y que recibieron adicionalmente quetiapina a dosis bajas de 150+/-130 mg/ día, se evidenció que el medicamento fue útil para las pesadillas en el 25% del total de la muestra (52).

Como coadyuvante en un reporte de 5 casos en ex combatientes, el aripiprazole fue reportado como eficaz en el manejo de las pesadillas (53).

Anticonvulsivantes

Se ha sugerido que después de un evento traumático algunas estructuras cerebrales, como los núcleos límbicos, pueden ser estimuladas repetitivamente (kindling) y sensibilizados (54), por lo que se han utilizado medicaciones anticonvulsivantes para el trastorno en general y para los síntomas de reexperimentación, como las pesadillas en particular.

Como coadyuvante en un estudio abierto en 30 ex combatientes, a dosis promedio de 1190+/-680 mg y duración del tratamiento de 10+/-9 meses, el gabapentin mostró disminuir las pesadillas en el 77% de la muestra, por lo cual los autores piensan que, a pesar de las limitaciones del estudio, el fármaco, en combinación con antidepresivos, puede mejorar los síntomas refractarios del estrés postraumático; entre estos, las pesadillas. Hipotéticamente, su acción estaría dada por la estimulación del ácido gamma amino-butírico (GABA), que disminuye la tasa de disparo del locus ceruleus, con la consiguiente menor liberación de noradrenalina desde las proyecciones axonales, lo cual resulta en una mejoría de la sintomatología (55).

El topiramato mostró ser eficaz para las pesadillas en una muestra de 35 pacientes civiles con diagnóstico de TEPT crónico como coadyuvante (n=28) o como fármaco único (n=8). El 79% de los pacientes reportó una disminución de la frecuencia de las pesadillas, mientras que el 50% reportó la desaparición de estas. Las pesadillas mejoraron parcialmente en una mediana de 4 días (promedio= 11+/-13 días), y estuvieron ausentes en una mediana de 8 días (promedio= 35+/- 49 días). Los pacientes que respondieron de forma parcial lo hicieron con dosis promedio de 75 mg/día o menos, y los que respondieron completamente, a dosis promedio de 100 mg/día (56,57). Un reciente reporte de casos mostró también la eficacia del topiramato para las pesadillas (58).

Ansiolíticos e hipnóticos

Son muy escasos los estudios que han evaluado la eficacia de estapacientes reportaron mejoría de este síntoma (50). Como coadyuvante en un estudio abierto con 20 ex combatientes a 6 semanas, la quetiapina alivió las pesadillas a dosis promedio de 100 mg/día (51). En un estudio retrospectivo de 68 pacientes resistentes al tratamiento convencional, y que recibieron adicionalmente quetiapina a dosis bajas de 150+/-130 mg/ día, se evidenció que el medicamento fue útil para las pesadillas en el 25% del total de la muestra (52). Como coadyuvante en un reporte de 5 casos en ex combatientes, el aripiprazole fue reportado como eficaz en el manejo de las pesadillas (53).

Anticonvulsivantes

Se ha sugerido que después de un evento traumático algunas estructuras cerebrales, como los núcleos límbicos, pueden ser estimuladas repetitivamente (kindling) y sensibilizados (54), por lo que se han utilizado medicaciones anticonvulsivantes para el trastorno en general y para los síntomas de reexperimentación, como las pesadillas en particular.

Como coadyuvante en un estudio abierto en 30 ex combatientes, a dosis promedio de 1190+/-680 mg y duración del tratamiento de 10+/-9 meses, el gabapentin mostró disminuir las pesadillas en el 77% de la muestra, por lo cual los autores piensan que, a pesar de las limitaciones del estudio, el fármaco, en combinación con antidepresivos, puede mejorar los síntomas refractarios del estrés postraumático; entre estos, las pesadillas. Hipotéticamente, su acción estaría dada por la estimulación del ácido gamma amino-butírico (GABA), que disminuye la tasa de disparo del locus ceruleus, con la consiguiente menor liberación de noradrenalina desde las proyecciones axonales, lo cual resulta en una mejoría de la sintomatología (55).

El topiramato mostró ser eficaz para las pesadillas en una muestra de 35 pacientes civiles con diagnóstico de TEPT crónico como coadyuvante (n=28) o como fármaco único (n=8). El 79% de los pacientes reportó una disminución de la frecuencia de las pesadillas, mientras que el 50% reportó la desaparición de estas. Las pesadillas mejoraron parcialmente en una mediana de 4 días (promedio= 11+/-13 días), y estuvieron ausentes en una mediana de 8 días (promedio= 35+/- 49 días). Los pacientes que respondieron de forma parcial lo hicieron con dosis promedio de 75 mg/día o menos, y los que respondieron completamente, a dosis promedio de 100 mg/día (56,57). Un reciente reporte de casos mostró también la eficacia del topiramato para las pesadillas (58).

Ansiolíticos e hipnóticos

Son muy escasos los estudios que han evaluado la eficacia de esta clase de psicofármacos para las pesadillas del estrés postraumático.

La buspirona alivió las pesadillas hasta después de 1 año de iniciado el tratamiento, en un reporte de casos de tres ex combatientes (59). El zolpidem, a dosis hasta de 20 mg en la noche, ha mostrado ser eficaz para las pesadillas en pacientes veteranos de Vietnam y de Corea con diagnóstico de TEPT crónico (60), y el eszopiclone está siendo evaluado para los trastornos de sueño y para las pesadillas en un estudio randomizado doble ciego controlado con placebo, en pacientes con diagnóstico de TEPT entre los 18 y los 64 años de edad, pero aún no se conocen los resultados (61).

Ni el temazepam (62,63), ni el clonazepam (64) ni el alprazolam (65) han mostrado efectividad para las pesadillas en el TEPT.

Otros medicamentos

La ciproheptadina, un antihistamínico del grupo de los H1 con propiedades antagonistas 5 HT2, y utilizado en nuestro medio para los estados alérgicos, ha mostrado ser útil para las pesadillas asociadas al estrés postraumático, en algunos estudios abiertos (66-72); sin embargo, en el único estudio randomizado doble ciego controlado con placebo realizado hasta el momento con este fármaco, en 69 veteranos de Vietnam con diagnóstico de TEPT y pesadillas de moderadas a severas, de acuerdo con el Inventario de Calidad de Sueño de Pittsburg (PSQI), no mostró modificación alguna de las pesadillas (73).

Basados en diferentes reportes neurobiológicos que demuestran una disfunción noradrenérgica en el TEPT, algunos investigadores han estudiado medicamentos como la clonidina y el prazosin para los síntomas del trastorno; especialmente, para las pesadillas. En un estudio a 9 ex combatientes, abierto a 12- 19 meses, la clonidina, un agonista selectivo alfa 2, que a dosis mediasaltas disminuye significativamente el sueño REM y aumenta el NREM, y como coadyuvante de imipramina, mostró disminuir la frecuencia de las pesadillas en siete de nueve pacientes tratados (74). Lo mismo ocurrió en un reporte de cuatro casos, donde el fármaco fue efectivo a dosis de 0,3 mg/día (75).

El prazosin, un antagonista alfa 1 adrenérgico y ampliamente utilizado como antihipertensivo, ha mostrado ser eficaz para las pesadillas en el TEPT en reportes de caso y en estudios abiertos, tanto en pacientes civiles como en militares (76-80). Se han publicado tres estudios randomizados controlados, los cuales muestran que el prazosin es superior al placebo y que reduce significativamente las pesadillas a dosis que oscilan entre 1 y 20 mg/día, y que aumenta, además, el tiempo total de sueño (81-83). En vista de estos buenos resultados, se están llevando a cabo estudios randomizados controlados con placebo con comparador activo (por ejemplo, paroxetina), mediante los cuales se buscan nuevas evidencias de la posible efectividad del prazosin para las pesadillas en el TEPT (61).

Conclusiones

Se han realizado muy pocos estudios acerca del tratamiento farmacológico específico para las pesadillas en el TEPT. La mayoría ha sido de diseño abierto o reportes de casos; las muestras han sido pequeñas, con grupos heterogéneos, y algunos de los resultados han sido contradictorios. En estudios controlados tan solo la olanzapina y el prazosin, como coadyuvantes, han mostrado ser eficaces, pero se requiere un mayor número de estudios de este tipo, no solo con estas dos medicaciones, sino con las que de forma aislada han mostrado buenos resultados.

Los medicamentos que se utilicen para tratar las pesadillas del TEPT deberán, por ahora, ser prescritos por fuera de las indicaciones autorizadas, ya que no existe aún un medicamento aprobado para tratarlas, y por ello su escogencia y utilización quedan al criterio y experiencia del clínico.

La psicoterapia adquiere, entonces, gran relevancia en el tratamiento de las pesadillas en el TEPT, pues si bien aún no hay estudios que muestren la superioridad de una modalidad sobre la otra (farmacoterapia vs. psicoterapia), la experiencia clínica muestra que la combinación es importante y benéfica para los pacientes.


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Conflicto de interés: Los autores niegan cualquier conflicto de interés en este artículo.

Correspondencia Harold Muñoz Cortés, Servicio de Psiquiatría, Hospital Militar Central, Transversal 3 # 49-00 Bogotá, Colombia hmcbgc@hotmail.com

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